La situación del trabajador que, después de haber estado sometido al tratamiento prescrito, presenta reducciones anatómicas o funcionales graves, susceptibles de determinación objetiva y previsiblemente definitivas, que disminuyan o anulen su capacidad laboral.
Debemos tener en cuenta que no toda enfermedad puede dar lugar a una incapacidad permanente, dependerá del grado de la lesión o enfermedad, y de su capacidad invalidante.